Matar una araña es como romper un reloj

domingo, 7 de agosto de 2011

Karma domingo

Ahora la luna está como una cuneta, es domingo y el hígado ruge. Mi mente que está en todas partes menos en su lugar y el cuerpo flojo, lleno pero vacío. Olas de sol tibio y chiflete fresco me traen colores de mi planeta otra vez, que está en todas partes, ahora lo siento en todas partes, seco y difícil pero qué me importa, si bajo el teléfono negro puedo jugar a que falta menos. O pensar... 
Olor a coco en el pelo y un ovillo violeta interminable me mantienen en mi lugar, me llenan el espacio en blanco. Recuerdos de luces, lugares, sombras, viajes pasados y futuros me hinchan las células como bombitas de agua de todos colores que se pinchan y se vuelven a llenar y se moja todo pero tampoco me importa. Guardo una sonrisa en cada bolsillo y si la pierdo la vuelvo a encontrar. Tengo un duende en todas partes al que le confío mi alma cuando me voy a dormir y cuando me despierto, un té del color que sea, del sabor que sea, siempre está bien. Más que bien. 

Raro, ahora que lo leo, lo pienso, es raro. Raro me gusta. Weirdo me gusta más.

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