Ahora la luna está como una cuneta, es domingo y el hígado ruge. Mi mente que está en todas partes menos en su lugar y el cuerpo flojo, lleno pero vacío. Olas de sol tibio y chiflete fresco me traen colores de mi planeta otra vez, que está en todas partes, ahora lo siento en todas partes, seco y difícil pero qué me importa, si bajo el teléfono negro puedo jugar a que falta menos. O pensar...
Olor a coco en el pelo y un ovillo violeta interminable me mantienen en mi lugar, me llenan el espacio en blanco. Recuerdos de luces, lugares, sombras, viajes pasados y futuros me hinchan las células como bombitas de agua de todos colores que se pinchan y se vuelven a llenar y se moja todo pero tampoco me importa. Guardo una sonrisa en cada bolsillo y si la pierdo la vuelvo a encontrar. Tengo un duende en todas partes al que le confío mi alma cuando me voy a dormir y cuando me despierto, un té del color que sea, del sabor que sea, siempre está bien. Más que bien.
Digo mucho "todas partes". Ahí lo dije otra vez.
ResponderEliminar